Los círculos responden a un grupo de interiores caracterizados por una función de sociabilidad. Son espacios que posibilitaban la conversación y socialización entre individuos, ejerciendo además un rol protagónico en la construcción de género, clase e ideología de un grupo o círculo. En esta familia de interiores los clubes conformaban el ejemplo más privado, normado y restringido, y que, en consecuencia, construía de manera más firme los lazos identitarios y los símbolos de pertenencia pudiendo ser de las élites o populares. Por otro lado, el café representó un importante lugar de conversación, encuentro y de reflexión normalmente asociado a escritores e intelectuales. A ellos se sumaban los teatros y los cines, que compartían una función más explícitamente performativa relativa al espectáculo.


El club
El café
El teatro
El cine








Azotea. Álbum del Club de la Unión (1926)
Sala de billar.
Álbum del Club de la Unión (1926)
Sala Baccarat.
Álbum del Club de la Unión (1926)
Vista exterior Club de la Unión.
Álbum del Club de la Unión (1926)
Acceso principal por calle Alameda.
Álbum del Club de la Unión (1926)
Comedor de honor.
Álbum del Club de la Unión (1926)
Cocina.
Álbum del Club de la Unión (1926)
Sala de billar, Club de la Unión .
Gimnasio, Club de la Unión.
Hall, Club de la Unión .
Comedor, Club de la Unión.
Sala circular.
Álbum del Club de la Unión (1926)

Teatro Huemul

La historia del teatro está profundamente vinculada a la población que lo rodea. Diseñada como la población modelo obrera, en ella el teatro cumplía un rol central como pieza de encuentro social. Inaugurado en octubre de 1918 por el Presidente Juan Luis Sanfuentes, fue uno de los primeros inmuebles de Santiago construido sobre bloques de cemento. Desde entonces ha tenido una larga historia de eventos en su interior, desde un supuesto concierto de Gardel en los 20 hasta la Franja del NO en 1988.