Los círculos responden a un grupo de interiores caracterizados por una función de sociabilidad. Son espacios que posibilitaban la conversación y socialización entre individuos, ejerciendo además un rol protagónico en la construcción de género, clase e ideología de un grupo o círculo. En esta familia de interiores los clubes conformaban el ejemplo más privado, normado y restringido, y que, en consecuencia, construía de manera más firme los lazos identitarios y los símbolos de pertenencia pudiendo ser de las élites o populares. Por otro lado, el café representó un importante lugar de conversación, encuentro y de reflexión normalmente asociado a escritores e intelectuales. A ellos se sumaban los teatros y los cines, que compartían una función más explícitamente performativa relativa al espectáculo.
El club
El café
El teatro
El cine